Luis Losada pinta desde hace más de diez años lo que en alguna vez en sus charlas denominó «Naturalezas Muertas»: acumulación colorida de flores y frutos que no remedan a las naturales, sino que parten de ellos para establecerse como color, textura o línea. Como pintor, para recrearlos inventa, juega con líneas de luz, mediatintas de sombra, brillos que son como los reales pero no obedecen a ningún modelo. En ocasiones prescinde de apoyos formales; se concentra, como en las «Manzanas» en la creación de gamas de color. Allí el dibujante da paso a su alter ego, el colorista, que en tarea magistral logra que un sólo color parezca muchos. A fuerza de gradación de tonos y timbres, construye un mundo que no es lo natural, sino el pictórico.
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